Cuando se es
niño, entiéndase entre 5 a 12 años, la mayoría de nosotros queríamos ser policías,
bomberos, abogados, arquitectos o la profesión que practicaran nuestros padres.
En mi caso fue algo diferente porque yo quería ser luchador profesional. Yo
quería ser como “El Acróbata de Puerto Rico” Carlitos Colón o como “El Rey de
la Lucha Libre” Chicky Starr. Quería ser esa figura que todo boricua conociera.
Que me llegaran a querer o me odiaran. Pero al darme cuenta que mis padres no
apoyaban mucho esa idea, la dejé a un lado.
Película: Nacho Libre. Actor: Jack Black |
Entonces, como a
los 10 años surge la inquietud de ser Ingeniero Civil. ¿De dónde surge la idea?
En realidad no lo sé. Pero eso no era impedimento para decir, orgullosamente,
que “cuando grande voy a ser Ingeniero Civil”. Era tanto el afán de practicar
esta profesión que un día la Orientadora, hoy sería la Consejera, de la escuela
intermedia me hace esa pregunta y no dudé en contestar: Ingeniero Civil. A los
pocos días la Orientadora me sorprende diciéndome que iba a participar del “Coquí
Job Shadow Day”. Esto consistía en una alianza entre el Departamento de
Educación, Agencias Gubernamentales y empresas privadas para que estudiantes
visitaran el lugar de trabajo y vieran en que consistían diferentes
profesiones. Mi sorpresa fue más grande porque iba a pasar el día con un
Ingeniero Civil e iba a poder ver en qué consistía el trabajo. Esa experiencia
fue una de las mejores que he tenido en mi vida escolar.
Al graduarme de
la escuela intermedia todavía quería ser Ingeniero Civil. Pero, durante el
segundo semestre de 10mo grado comencé a dudar si en realidad quería o no ser Ingeniero
Civil. Durante ese semestre empecé a darme cuenta que ayudar a mis compañeros
me gustaba mucho y sentía satisfacción al hacerlo. Al comenzar el grado 11 ese
deseo de ayudar fue creciendo y siempre que podía dejaba de hacer mis cosas para
ayudar a mis compañeros en todo lo que pudiera. Ya en 12mo grado había tomado
una de las decisiones, corrección, había tomado la decisión más importante de
mi vida. La que marcaría el resto de mi vida.
Decidí ser MAESTRO.
El momento en
que la Carta de Aceptación de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Río
Piedras llegó al buzón de mi casa fue una sensación increíble. El simple hecho
de saber que iba a estudiar, en el que considero, el mejor Recinto
Universitario del país me llenaba de alegría. Porque todo el esfuerzo de mis
padres, mis abuelos y el mío había valido la pena.
Pero en ese
momento era que los retos comenzaban. Lo fácil, mi etapa escolar, había pasado.
Ahora tenía que tener responsabilidades para poder terminar mi meta.
En esos 5 años
(2004 – 2009) aprendí muchas cosas y pasé muchos malos ratos. Al extremo de que
pensé seriamente cambiarme de concentración y hasta de facultad. Pero, gracias
a Dios, nunca cambié de opinión y me mantuve fuerte para cumplir mi meta.
Al graduarme de la universidad comencé a darme
cuenta que muchas de las cosas que nos enseñan son de color de rosa, pero
cuando se comienza a trabajar es que uno se da cuenta de que todo es muy
diferente. Esos primeros 2 años trabajando no fueron nada fácil. Es más, me
atrevo a compararlos con un infierno. Con esto no digo que lo que se enseña en
la universidad no sirve, es que los centros de práctica que utilizan las
universidades son escuelas modelos y los maestros no siempre trabajan en ese
tipo de escuelas.
Al pasar los años e ir adquiriendo experiencia
mi trabajo se ha convertido en algo que disfruto. No les voy a negar que haya
pasado muchos malos ratos con estudiantes, padres, compañeros y con el sistema,
pero no voy a entrar en detalles porque la mayoría de mis compañeros se han
quejado de esas cosas en las redes sociales. Pero al final del día o semestre,
son más las cosas buenas que ocurren que las malas.
Me llena de
orgullo decir que dentro de los estudiantes que he tenido el placer, privilegio
y dicha de conocer hay: Enfermeros, Radiólogos, Biólogos, Electricistas, Técnicos
de Electrónica, Instrumentistas, Técnicos en Sistemas de Información, Mecánicos
Industriales y Automotriz, Gerentes, entre muchas más profesiones. También me llena
de emoción decir que dentro de algunos años tendré en mi resumé, por decirlo de
alguna manera, Médicos, Ingenieros, Economistas, compañeros Maestros,
Profesionales de la Salud, Secretarias, Músicos (Cuatristas), Deportistas (Baloncesto
y Volleyball), etcétera.
Por ese granito de
arena que aporto a la sociedad es que me levanto todos los días a trabajar. No
importa lo bien o lo mal que me pueda sentir, al saber que en este país hay
futuro, es más que suficiente para laborar todos los días.
Espero que hayan
disfrutado este escrito. Si les gustó, agradeceré que comenten y lo compartan.
Si no fue así pueden dejar sus comentarios y decirme cuál es su punto de vista.
Con esto me
despido,
Que Víctor
Fajardo los acompañe siempre.
Jorge
20/abril/2016
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